Comunidad internacional preocupada por situación en Bolivia

 

La Paz, 22 oct — La comunidad internacional manifestó el martes su preocupación por los sucesos poselectorales en Bolivia mientras dos regiones declararon una huelga para exigir que se realice una segunda vuelta tras los reñidos comicios que derivaron en disturbios ante denuncias de un supuesto fraude a favor del mandatario Evo Morales.

“A la medianoche del martes comienza el paro y vamos a replicar en todo el país. Vayan a los mercados para abastecerse porque no se moverá nada”, dijo en una asamblea de instituciones sociales Luis Fernando Camacho, presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, bastión opositor al presidente.

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Hasta el momento, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) transmite dos resultados de manera simultánea: los del conteo rápido –que alcanza el 95,63% y da a Morales 46,4% y 37,07% a Mesa– y el cómputo final, que alcanza el 88,8% y da a Morales 44,51% y 38,95% a su principal rival, el expresidente Carlos Mesa, de la alianza de centro Comunidad Ciudadana (CC),

Para ganar en primera vuelta se necesitan 50% más uno de los votos o haber obtenido un mínimo de 40% y una diferencia de al menos 10 puntos porcentuales sobre el seguidor más inmediato.

La transmisión del conteo rápido generó dudas por la suspensión de la transmisión de los resultados durante 24 horas y las discrepancias de cifras entre el domingo y el lunes.

El cambio en la proyección del voto llevó al jefe de observadores de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Manuel González, a declarar que “estamos ante un cambio inexplicable de tendencia que modifica drásticamente el destino de la elección y genera pérdida de confianza en el proceso electoral”.

Poco después, la OEA emitió un comunicado en el que señala que continúa con su observación con el cómputo definitivo. “La misión llama a la ciudadanía y a todos los actores políticos y sociales a la calma para permitir que el cómputo oficial de votos se desarrolle de manera ágil, transparente y completa”.

Antes de los comicios, los partidos opositores ya habían cuestionado al TSE por sospechas de parcialización con Morales.

Los gobiernos de Brasil, Argentina y Colombia manifestaron su preocupación tras realizarse los sufragios. El subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental, Michael G. Kozak, publicó en Twitter que Washington “rechaza los intentos del TSE de subvertir la democracia” y llamó al órgano a “actuar de inmediato para restaurar la credibilidad en el proceso de conteo de votos”.

El martes se sumó la Unión Europea. “La inesperada interrupción del conteo electrónico… ha generado serias dudas que deben ser aclaradas de manera inmediata”, dijo el bloque en un comunicado.

El martes Morales se hallaba reunido con los observadores de la OEA, cuyo Consejo Permanente fue convocado para el miércoles para analizar la situación en Bolivia.

“Quedan invitados a ir al Tribunal no tengo nada que ocultar. Nunca ocultamos y no vamos a ocultar. No necesitamos ayuda de nadie en temas legales… Nosotros estamos ganando, repito nuevamente”, dijo Morales al iniciar la reunión.

Mientras tanto el canciller, Diego Pary, en conferencia de prensa invitó a los observadores de la OEA a realizar una auditoría a los resultados. “Si quieren vengan a contar voto a voto”, agregó.

La ONU dijo que está preocupada por los “incidentes de violencia” y llamó a la “moderación” a los líderes políticos y a los ciudadanos, según un comunicado de su portavoz, Stephane Dujarric.

En el bando oficialista, los sindicatos que respaldan a Morales anunciaron también movilizaciones para defender el voto a favor del mandatario.

Morales, el primer presidente indígena y con el mandato más largo de la historia, mantiene polarizado al país entre quienes lo admiran por su exitosa gestión económica y los que le reprochan su falta de respeto al voto popular.

Morales desconoció un referendo de 2016 que le dijo “no” a una tercera reelección no autorizada por la constitución que él mismo había aprobado en 2009 y forzó su postulación para un cuarto mandato consecutivo amparado en un controvertido fallo del Tribunal Constitucional, lo que generó protestas en todo el país que fortalecieron a la oposición y acabaron mermando la popularidad del mandatario de 59 años.

Las elecciones del domingo mostraron una caída en su caudal electoral y la decisión del TSE de interrumpir el conteo que vaticinaba una eventual segunda vuelta generó sospechas de fraude que derivaron en disturbios en varias ciudades del país. Hubo saqueos en Sucre hasta la medianoche del lunes y una turba que la policía no logró contener incendió la sede del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Morales. También La Paz vivió una noche de protestas.

Julita Orozco, enfermera en un hospital público de La Paz, participaba el martes de una marcha contra el gobierno. “Hay que levantarse señor, Morales no puede seguir pisoteándonos, yo vengo a defender la democracia, mi voto”, dijo la mujer a The Associated Press.

Pero Marcelino Aruquipa, que vendía helados a los manifestantes, sostuvo que “no quieren aceptar (los resultados). Dicen que hay fraude, yo no creo. Evo va a seguir, si entra (Carlos) Mesa seguro que habrá crisis”.

Morales proviene de los sindicatos cocaleros en los cuales impera el “centralismo democrático”. Es decir “las decisiones se toman en la cúpula y se imponen a las bases”, dijo a AP el analista y profesor universitario Carlos Cordero. “Morales no acepta la alternancia en el poder ni la disidencia”.

Según el analista, “si no hay segunda vuelta habrá violencia. Otro posible escenario es que se repitan los comicios”.

Mesa asegura que hubo fraude y llamó a la resistencia en las calles. Según los analistas, más que el apoyo a Mesa es la defensa del voto lo que ha movilizado a la gente.

El ministro de Gobierno, Carlos Romero, responsabilizó a Mesa por la violencia. Morales, por su parte, no ha hablado públicamente desde el domingo.

En algunos sectores de La Paz se observaba gran cantidad de gente acudiendo a los mercados para abastecerse de alimentos ante el temor a una posible escasez si continúan las protestas.

AP