El asesinato de periodistas es la máxima forma de censura

 

Internacional, 4 Nov. — La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) condenó el asesinato de más de 800 periodistas desde 2006 en el mundo, de los cuales apenas se resolvieron siete por ciento de los casos.

La protección de los profesionales y la lucha contra la impunidad forman parte de una de las metas del 16 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que se propone “garantizar el acceso público a la información y proteger las libertades fundamentales, de conformidad con las leyes nacionales y los acuerdos internacionales”.

El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) divulgó este año el índice de impunidad anual que clasifica a los países en función del número de periodistas asesinados en la última década.

El documento, publicado justo antes del Día Internacional para poner fin a la Impunidad de los Crímenes contra los Periodistas, que se conmemora este miércoles 2, ubica a Somalia, Iraq, Siria, Filipinas y Sudán del Sur entre los cinco primeros países con el mayor números de profesionales asesinados entre septiembre de 2006 y agosto de 2016.

“Esos cinco países concentran 40 por ciento de los casos de crímenes de periodistas que no se han resuelto en el mundo”, precisó la directora de campaña de CPJ, Courtney Radsch.

“Los asesinatos de periodistas son rara vez aislados, son ordenados, pagados y orquestados, y 40 por ciento de las víctimas recibe amenazas antes”, acotó Radsch.

Al ser consultada sobre si la desaparición de profesionales en zonas de conflicto se investiga, Radsch dijo a IPS: “un gran número de recursos se destina a investigar esos casos, pero es extremadamente difícil encontrar información sobre periodistas desaparecidos; tenemos una página especial para esos casos en nuestro sitio web, pero no se incluye cada una de las muertes no confirmadas en el índice de impunidad”.

“Se necesita más movilización para implementar el Plan de Acción de las Naciones Unidas sobre la Seguridad de los Periodistas y la Cuestión de la Impunidad, impulsado por la Unesco”, subrayó la directora general, Irina Bokova.

También instó a los países miembro a redoblar esfuerzos para procesar a los responsables “fortaleciendo y desarrollando mecanismos y leyes en función del derecho humanitario internacional y de las resoluciones existentes de la ONU (Organización de las Naciones Unidas)”, precisó.

En la actualidad, existen ocho resoluciones de la ONU al respecto, entre las que se destaca la 29, Condena de la Violencia contra los Periodistas, adoptada por los estados miembros de la Unesco en 1997.

Además, a principios de este año, se creó un grupo permanente de amigos de embajadores de la ONU para la promoción de la seguridad de los periodistas, que presiden Francia, Grecia y Lituania.

“La impunidad engendra impunidad, y es una injusticia para todos nosotros”, observó Bokova.

En un panel sobre seguridad de los periodistas y poner fin a la impunidad en conflicto, organizado por la Unesco y la embajada de Grecia en la sede de la ONU, la embajadora Catherine Boura remarcó que los reporteros locales, las mujeres, los blogueros y los trabajadores independientes eran los objetivos más vulnerables.

“Solo se resuelve uno de cada 10 casos de asesinatos de periodistas, lo que refleja la casi total impunidad que tienen los responsables”, indicó Boura.

El subdirector general de Comunicaciones de la Unesco, el guatemalteco Frank La Rue, señaló: “en la actualidad existe la sensación de que si no hay una investigación, se acepta la violencia como algo natural para un periodista porque el periodismo es una profesión peligrosa; debemos romper con esa percepción”.

“Hubo 76 casos de periodistas ejecutados en 2016, lo que hace de este uno de los años más violentos de la década”, observó La Rue.

El funcionario de Unesco también detalló los cuatro elementos clave de un plan efectivo para promover la seguridad: analizar el marco legal en materia de libertad de expresión, analizar las políticas de prevención de la violencia contra los periodistas y los medios, crear un mecanismo de emergencia como una línea telefónica de denuncias y tomar medidas progresivas para erradicar la impunidad.

“Cada país miembro de la ONU debe contar con un mecanismo que garantice la seguridad de los periodistas, independientemente del grado del problema en el país”, observó La Rue.

Prevenir y hacer frente a la detención arbitraria de profesionales y, en particular, el acoso sexual contra las periodistas, también forma plan de un plan de seguridad.

Los reporteros también son blanco de agresiones en países que no viven conflictos armados, pero el panel se concentró principalmente en la seguridad de los profesionales en Siria. Nueve periodistas murieron este año en ese país de Medio Oriente.

Los periodistas sirios Mazen Darwish y Abdalaziz Alhamza, galardonados hace poco con prestigiosos premios a la libertad de expresión, hablaron sobre la muy difícil situación que viven los profesionales en su país.

“Todas las partes en conflicto en Siria se sienten libres de atacar periodistas porque saben que no tendrán que rendir cuenta”, se lamentó Darwish.

Además, los dos quedaron muy sorprendidos cuando la ONU homenajeó al embajador sirio Bashar Jafaari, al que Darwish se refirió como “el Joseph Goebbels de Siria”, refiriéndose a uno de los colaboradores más cercanos de Adolf Hitler, y como un criminal de guerra.

“Insto a todos a apoyar a la Unesco en condenar cada uno de los ataques mortales contra un periodista, en reclamar que se investiguen esos crímenes y en demandar un castigo apropiado para los responsables de esas violaciones”, subrayó Bokova.

IPS / Lindah Mogeni