Roma, 29 sep — En un mundo donde más de 700 millones de personas pasan hambre, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) llamó de nuevo a frenar la pérdida y el desperdicio de alimentos, la tercera parte de lo que se produce en sembrados, granjas y pesquerías.
Qu Dongyu, director general de la FAO, expuso que “al reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, los países y las comunidades pueden beneficiarse de una mayor seguridad alimentaria, el acceso a dietas saludables y una menor malnutrición, al tiempo que disminuyen su huella de gases de efecto invernadero en el mundo”.
Más de 13 % de los alimentos se pierden a nivel mundial en la cadena de suministro después de la cosecha en las granjas y antes de la etapa de venta minorista.
Luego, el desperdicio de alimentos, que se produce en los niveles minorista, de servicios de alimentación y en los hogares, asciende a 19 %, según estadísticas compiladas por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio ambiente (Pnuma).
Por otra parte, se calcula que la pérdida y el desperdicio de alimentos representan entre el ocho y 10 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, que calientan la atmósfera y contribuyen a la crisis climática.
El gas metano producido por la pérdida de alimentos en descomposición también tiene un potencial mucho mayor para atrapar el calor que el dióxido de carbono (CO2), todo lo cual incide negativamente en el medio ambiente.
La pérdida de alimentos después de que se recolectan y antes de llegar a las tiendas, por fallas en su manejo, transporte o almacenaje, se estima mundialmente en más de 400 000 millones de dólares anuales, y el desperdicio en la venta al por menor, restaurantes u hogares puede ser una vez y media esa cifra.
Un estudio del Pnuma indicó que solo en el año 2022 se generaron 1050 millones de toneladas de residuos alimenticios, incluidas las partes no comestibles, lo que supone 132 kilogramos per cápita y casi una quinta parte de todos los alimentos disponibles para los consumidores.
De esos alimentos desechados en 2022, 60 % se tiró en casas particulares, 28 % en los servicios de alimentación y 12 % en el comercio minorista.
Un estudio de perspectivas agrícolas de la FAO y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde, de naciones industriales y emergentes) para el período 2024-2033 proyectó que reducir a la mitad la pérdida y el desperdicio de alimentos reduciría cuatro por ciento las emisiones globales de gases de efecto invernadero de la agricultura.
Al mismo tiempo, con esa reducción a la mitad en pérdidas y desperdicio el número de personas desnutridas se reduciría en 153 millones para el año 2030.
Qu dijo que para lograr esos objetivos es muy necesario aumentar las inversiones en materia de clima y rediseñar y ampliar los sistemas de almacenamiento, para reducir las pérdidas de alimentos en las fases iniciales de la cadena de suministro, en particular en las economías de bajos ingresos.
También es fundamental aumentar la concienciación pública y la educación de los consumidores a nivel de los hogares, y aplicar esas medidas a nivel mundial.
La FAO desarrolla entretanto tecnologías para cuantificar la pérdida de alimentos en los cultivos a nivel micro, y facilitar los esfuerzos para lograr el objetivo de cero emisiones netas. Una aplicación en ese sentido se instrumenta por ejemplo entre los productores de arroz en la República Dominicana.
En otros países la organización impulsa la capacitación sobre mejores prácticas de manipulación, clasificación y envasado, que por ejemplo permitió reducir en 38 % las pérdidas para los productores de tomates en Filipinas, y en cinco por ciento para los de dasheen (papa u ocumo chino) en Trinidad y Tobago.
Para renovar sus mensajes con motivo del Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, este 29 de septiembre, la FAO y el Pnuma invitaron a sumarse a figuras destacadas de la culinaria internacional.
Entre ellos Douglas McMaster, fundador del primer restaurante cero residuos Silo en el Reino Unido, y Fatmata Binta, la primera africana en recibir el Basque Culinary World Prize en 2022, que apoya a las mujeres agricultoras en su cultivo de fonio, un mijo resistente al clima y nutritivo.
También al chef David Hertz, cofundador de la escuela de cocina brasileña Gastromotiva, donde incorpora soluciones sustentables en la gastronomía y promueve la inclusión social, y Leyla Fathalla, una destacada chef del Medio Oriente que trabaja por la eliminación de la pérdida y el desperdicio de alimentos.
Además, se prepara un videoclip con miembros del mundialmente famoso equipo de baloncesto Harlem Globetrotters, en el que hablan con jóvenes estudiantes sobre la importancia de una dieta saludable y las medidas que pueden adoptar para minimizar el desperdicio de alimentos.
Tomado de IPS