Fútbol, 29 Nov. — El Chapecoense navegaba por el mar de la felicidad en su segunda participación consecutiva en la Copa Sudamericana, torneo en el que superó a rivales de envergadura como el Junior de Barranquilla y los equipos argentinos San Lorenzo y Club Atlético Independiente para instalarse en la instancia final que iba a comenzar este miércoles, en Medellín, ante el Atlético Nacional.
Brasil, una potencia del fútbol mundial, estaba siendo representado en el certamen regional por un club modesto, fundado hace 43 años y que regresó al máximo nivel del torneo carioca en 2013 después de 35 años de ausencia.
«El Huracán del Oeste» escaló de la cuarta a la primera división de Brasil en menos de seis años, gracias a un dominio espectacular.
El Chapecoense fue fundado en 1973 en la pequeña región de Chapecó, al oeste del estado de Santa Catarina. Su primera temporada la jugó con futbolistas de la zona y la filosofía, en cierto modo, se mantuvo con el pasar de los años. De hecho, en la plantilla que sufrió el trágico accidente solo hay un jugador extranjero: el delantero argentino Alejandro Martinuccio.
Cleber Santana, Thiego y Ananias salieron de clubes grandes de Brasil en el que no tenían protagonismo para conseguir la felicidad en un lugar más tranquilo. Aunque no cuentan con una fuerte chequera, el apoyo del gobierno local y la industria de embutidos de la importante ciudad de Santa Catarina, el Chapecoense logró salir a flote para comenzar a escribir su historia con letras doradas.
Brasil, Colombia y el resto del mundo del fútbol llora la tragedia de un equipo lleno de coraje y que demostró que cuando se toma el camino correcto se puede conseguir el éxito. / Nuevo Herald