Mundo, 18 jun. — A lo largo de las últimas décadas se está observando una constante y generalizada disminución del cociente intelectual (CI). Los científicos del Centro Ragnar Frisch para Estudios Económicos en Oslo estudiaron minuciosamente esta cuestión.
Para ello, analizaron los datos de más de 730.000 hombres que ingresaron en el Ejército noruego entre 1970 y 2009. Esto fue posible porque al unirse a las Fuerzas Armadas de Noruega, los futuros soldados debieron pasar un test de inteligencia estandarizado.
Según los autores del estudio, los jóvenes nacidos en 1991 tienen de media cinco puntos menos que los que nacieron en el 1975 y tres puntos menos que la generación de 1962.
Este cambio supone una reversión del crecimiento que tuvo lugar a lo largo del siglo XX, un fenómeno que fue bautizado como el ‘efecto de Flynn’. Dicho crecimiento tenía un ritmo promedio de unos tres puntos por década.
Los autores del estudio, Ole Rogeberg y Bernt Bratsberg, indagaron sobre las posibles causas de la reversión del efecto de Flynn.
Algunos científicos sugirieron que la baja del CI se debía a que la gente más inteligente suele tener menos hijos, afirma el medio The Times. Siguiendo esta hipótesis, hubo un aumento de personas con un nivel intelectual más bajo y consecuentemente disminuyó la puntuación poblacional.
Sin embargo, el estudio de los científicos noruegos desmiente esta teoría, puesto que el CI bajó dentro de las familias. Es decir, los padres presentaron mejores puntuaciones que sus hijos a la misma edad. Esto anula la explicación genética.
Por el contrario, el doctor Rogeberg sugiere que los cambios podrían estar relacionados con la manera en que se educan los niños, como por ejemplo, la disminución de tiempo dedicado a la lectura y al cálculo. También podrían tener un rol importante factores ambientales, la dieta y el ejercicio físico, explica el investigador.
Además, los autores del estudio añaden que lo más probable es que los jóvenes no sean ‘más tontos’ que sus padres, sino que la definición de inteligencia haya cambiado con el devenir de la era digital.
Sin embargo, los test de inteligencia se mantienen sin cambios: continúan enfocados en el tipo de inteligencia que promueve la educación clásica y favorecen el razonamiento aritmético y verbal. Los investigadores advierten que los métodos de medición —que todavía se utilizan- fueron desarrollados hace medio siglo.
«Si esta es la causa subyacente, [los datos] no tienen por qué ser tan alarmantes», aclara Rogeberg.
Por su parte, Robin Morris, profesor de neuropsicología en King’s College en Londres, se muestra de acuerdo y no cree que haya razones para estar preocupados.
«Creo que el efecto de Flynn inverso es real, pero sugiero ser cautelosos al generalizar los datos a partir de una sola muestra», evaluó.
Los autores del estudio concluyeron que aún hacen falta más estudios para determinar a qué se deben los cambios en la inteligencia de las nuevas generaciones. / Sputnik