Venezuela, 31 Mar. — El gobierno de Colombia y el rebelde Ejército de Liberación Nacional anunciaron el miércoles el inicio formal de un proceso de paz que contempla la instalación de una mesa de conversaciones en Ecuador, la cual se espera esté lista en menos de dos meses, y la realización de diálogos en otros cuatro países latinoamericanos para dar fin a medio siglo de violencia política.
El anuncio fue hecho desde la sede de la cancillería venezolana en Caracas por Frank Pearl, jefe de la delegación del gobierno colombiano, y el jefe rebelde «Antonio García» luego de más de dos años de conversaciones previas. Aún no se ha fijado la fecha en que comenzarán los diálogos.
El gobierno y el ELN, la única guerrilla que continúa en pie de guerra en Colombia, «han convenido instalar una mesa pública de conversaciones para abordar los puntos que se establecen en la agenda, con el fin de suscribir un acuerdo final para terminar el conflicto armado y acordar transformaciones en búsqueda de una Colombia en paz y equidad», según un documento leído por Pearl y García.
Pearl dijo que la mesa de conversación pública se instalará en Ecuador, pero que habrá sesiones en Venezuela, Chile, Brasil y Cuba, países que junto a Noruega serán los garantes del proceso.
Sobre la fecha del inicio de los diálogos, García dijo que se espera comenzar en «menos de dos meses» el primer ciclo de las conversaciones, pero precisó que todo dependerá de que se puedan resolver los temas de tipo logístico, de seguridad y ajuste de las delegaciones.
El anuncio se realizó cerca del mediodía de Caracas en uno de los grandes salones del histórico edificio de la Cancillería en medio de gran protocolo y sobriedad. No hubo declaraciones a la prensa.
Tras la firma del convenio, los miembros del ELN, vestidos con camisas rojas, compartieron algunos apretones de mano con los delegados del gobierno.
Minutos después, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, aseguró que los procesos de paz con el ELN y con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, son muy distintos, pero que el fin del conflicto en Colombia «es sólo uno».
El mandatario advirtió que, al igual que con las FARC, en el proceso con el ELN el gobierno tiene unas «líneas rojas muy claras que no hemos traspasado ni vamos a traspasar ni un sólo milímetro».
Por ejemplo, en su concepto no son temas de discusión con las guerrillas ni los modelos económicos y políticos del país, ni el régimen de propiedad privada, ni asuntos relacionados con la doctrina militar y la fuerza pública.
Al respecto, García expresó en conferencia de prensa que no se puede considerar que el proceso de solución política sea «un veto» a la necesidad de examinar los efectos que puede tener el modelo económico en la sociedad colombiana, y planteó que el proceso «abre una oportunidad hacia un camino de democratización donde la sociedad es quien dice qué problemas deben tratarse».
Desde finales de 2012, el gobierno y las FARC adelantan en La Habana un proceso de paz.
La agenda de conversaciones entre el gobierno y el ELN gravitará sobre la participación de la sociedad en la construcción de la paz y la democracia, las reformas que se requerirán para «superar la pobreza, exclusión social, la corrupción, la degradación ambiental», así como la búsqueda de equidad, el resarcimiento de las víctimas del conflicto, su finalización y la implementación de lo acordado.
Sobre el fin de las hostilidades, las delegaciones dialogarán sobre las condiciones de seguridad para el ELN, las garantías de su participación en política en el evento de que se selle el acuerdo y la discusión de la situación de los guerrilleros del ELN que están en prisión.
El acuerdo también prevé el esclarecimiento del fenómeno del paramilitarismo, aunque Santos advirtió que no se creará una nueva comisión de la verdad ni un nuevo Tribunal para la Paz ni una nueva Misión Internacional de Verificación.
Al igual que con las FARC, el objetivo final del proceso de paz con el ELN, a decir de Santos, es que sus integrantes hagan política sin armas.
Cada delegación estará integrada por 30 representantes, y en las sesiones de la mesa se permitirá la participación de hasta 10 personas por grupo. El gobierno colombiano financiará con sus propios recursos a su delegación, mientras que el ELN contará con un fondo financiado con cooperación internacional.
Como condición para iniciar el proceso formal de negociación, el gobierno colombiano le había exigido al ELN la liberación de dos personas que tenía en su poder: el militar Jair de Jesús Villar y el civil Ramón José Cabrales, quienes fueron entregados en días pasados.
El jefe guerrillero Pablo Beltrán, quien integra la delegación del ELN, anunció que el patrullero policial Héctor Pérez, quien fue secuestrado este mes por el grupo guerrillero, será liberado «muy pronto» por órdenes de la dirección.
García se abstuvo de dar alguna cifra de personas que permanecen secuestradas por el ELN, y dijo que ese registro lo debe aportar la inteligencia colombiana.
«Si yo te digo tenemos esto o aquello pues a mí me van a judicializar o me van endilgar cosas que el ELN no ha hecho. Nosotros no vinimos a este proceso de paz a hablar de secuestros. Venimos a buscar soluciones a los problemas que tiene Colombia», acotó.
Gobiernos colombianos anteriores al de Santos intentaron sin éxito concretar la paz con esta guerrilla.
Según cifras oficiales, el ELN tiene en sus filas a unos 1.500 combatientes y surgió en 1965 en el departamento de Santander, en el noreste del país.
«El ELN es una guerrilla histórica que surgió al calor de la revolución cubana y del auge de la lucha armada en América Latina, pero en el caso colombiano tiene estrecha relación con las causas del conflicto», dijo a la AP Carlos Lozano, director del semanario Voz.
Las FARC, por su parte, conservan más de 6.000 combatientes, pero desde hace ocho meses han cesado unilateralmente toda hostilidad.
Los fundadores del ELN fueron los hermanos Fabio y Antonio Vásquez Castaño; Pedro Gordillo, alias «Capitán Parmenio», y Nicolás Rodríguez Bautista, alias «Gabino», quien actualmente es su máximo comandante.
Desde sus inicios, el ELN fijó su fortaleza en el noreste del país, aunque también tiene presencia en otras zonas. Los rebeldes se han opuesto a la explotación del petróleo por parte de empresas extranjeras, por lo que constantemente atentan contra la infraestructura petrolera.
El guerrillero más importante y emblemático en la historia de esa guerrilla ha sido Camilo Torres Restrepo, un sacerdote católico que tomó las armas y que murió en un combate en 1966.
El arzobispo de la ciudad de Cali, monseñor Darío de Jesús Monsalve, calificó de fundamental el inicio del proceso de paz con el ELN «para consolidar lo que se ha venido construyendo en La Habana», en referencia a las conversaciones entre el gobierno y las FARC.
En ello coincide Lozano, quien cree que «la paz en Colombia tiene que ser integral. Hay que incluir a todas las guerrillas (porque) cada una tiene sus propias características e incluso su propio origen. (Si no es así), es muy difícil resolver el tema de la paz total».
En tanto, el senador colombiano Iván Cepeda, del izquierdista Polo Democrático Alternativo, dijo que «es un gran día para la paz de Colombia porque ya podemos hablar no solamente de paz estable y duradera sino de paz completa, estable y duradera».
Pero la senadora Paloma Valencia, del opositor movimiento político Centro Democrático, que critica las negociaciones con las guerrillas, expresó su desacuerdo y dijo en Twitter que «el gobierno (de Santos) instala mesa de negociación como premio a la violencia del ELN. Da vergüenza con las víctimas y dolor por Colombia».
AP