México, 26 nov. — México aparentemente empezó a reforzar la seguridad cerca de su frontera con Estados Unidos, con policías formados frente a un refugio en Tijuana que decían a los migrantes centroamericanos que no podían acercarse a la zona limítrofe.
El Instituto Nacional de Migración dijo que 98 migrantes serán deportados tras intentar atravesar la frontera, momento en que agentes estadounidenses lanzaron gases lacrimógenos hacia México. La Secretaría de Gobernación mexicana dijo que unos 500 migrantes intentaron cruzar la frontera, pero las autoridades estadounidenses dijeron que eran alrededor de 1.000.
Funcionarios mexicanos dijeron que los migrantes habían participado del caos “violento”, en lo que comenzó como una marcha pacífica para pedir a Estados Unidos que acelere el procesamiento de solicitudes de asilo presentadas por migrantes centroamericanos varados en Tijuana.
El jefe de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, Kevin McAleenan, dijo en conferencia telefónica con la prensa que 69 migrantes que intentaron cruzar ilegalmente fueron detenidos en California.
Dijo que la patrulla fronteriza está autorizada a emplear gases y otros medios no letales, pero que el incidente será revisado y la situación se resolvió sin heridos graves.
“A medida que se desarrollaron los acontecimientos, las medidas rápidas, decisivas y eficaces impidieron una situación sumamente peligrosa”, aseguró.
Pero el lunes, muchos migrantes se preguntaban con aire adusto si el incidente había echado a perder todas sus posibilidades de solicitar asilo.
Isauro Mejía, hondureño de 46 años, buscaba una taza de café el lunes después de haberse visto envuelto en el choque de la víspera.
“Como estuvo la cosa ayer (…) creo que no hay posibilidades, dijo”.
En una crítica inusual a los migrantes, la Comisión Nacional de Derechos Humanos mexicana dijo que “reitera la necesidad de que las personas integrantes de las diversas caravanas que cruzan nuestro país se conduzcan con respeto a las leyes mexicanas y se abstengan de ocasionar afectaciones o incurrir en conductas indebidas en las distintas comunidades por las que pasen o en las que se encuentren”.
“Es importante precisar que el hecho de que el Estado mexicano actúe para proteger sus derechos”, dijo la comisión, “no implica un salvoconducto para infringir las leyes”.
El incidente del domingo comenzó cuando una marcha pacífica desencadenó un caos luego de que agentes estadounidenses lanzaron gases lacrimógenos hacia México para detener a los migrantes que intentaron cruzaron la frontera.
La Secretaría de Gobernación de México informó el domingo que deportará de inmediato a quienes intentaron ingresar “violentamente” a Estados Unidos desde Tijuana. En tanto, el gobierno municipal de Tijuana dijo que más de tres docenas de migrantes fueron arrestados por perturbar la paz y otros cargos derivados de la marcha y los sucesos posteriores.
La gran mayoría de los más de 5.000 migrantes centroamericanos que acamparon durante más de una semana en un complejo deportivo de Tijuana volvieron al albergue improvisado para formarse para recibir alimentos y recuperarse de una tarde perturbadora.
Lurbin Sarmiento, de 26 años y originaria de Copán, Honduras, caminó al complejo deportivo junto a su hija de 4 años, ambas perturbadas, por lo que acababa de suceder entre el Río Tijuana y la frontera con Estados Unidos.
Ella se encontraba en el fondo del río _un drenaje de concreto con apenas un hilillo de agua_ cerca de la frontera junto a su hija al momento en que los agentes estadounidenses lanzaron los gases lacrimógenos.
“Corrimos pero siempre nos alcanzó el zumo y mi niña se estaba ahogando”, dijo Sarmiento. Señaló que nunca se hubiera acercado tanto con su hija si hubiera sabido que iba a haber gases.
El gas alcanzó a cientos de migrantes que protestaban cerca de la frontera, cuando algunos de ellos intentaron cruzar la barda y el alambre que divide a ambas naciones. Las autoridades estadounidenses cerraron durante varias horas el cruce fronterizo de San Ysidro, el más transitado del país.
La situación se deterioró después de que el grupo comenzó una protesta pacífica para pedir a Estados Unidos que acelere el proceso de solicitudes de asilo para los migrantes centroamericanos estacionados en Tijuana.
La policía mexicana había impedido que pasaran por un puente que conduce al puerto de ingreso en México, pero los migrantes empujaron a los agentes y cruzaron el río Tijuana debajo del puente. Aunque en la otra ribera había más policías antimotines, los centroamericanos caminaron por el río hasta un área donde sólo un dique de tierra y alambre de púas los separaban de los agentes de la Patrulla Fronteriza estadounidense.
Entonces algunos intuyeron que había una oportunidad de cruzar.
Un reportero de The Associated Press vio a agentes estadounidenses disparar varios cartuchos de gas lacrimógeno después de que algunos migrantes intentaron penetrar la frontera a través de varios puntos. La televisora mexicana Milenio mostró imágenes de personas subiendo cercas y arrancando láminas de metal para ingresar en suelo estadounidense
La hondureña Ana Zúñiga, de 23 años de edad, dijo que vio a los migrantes abrir un pequeño hueco entre el alambre afilado del lado mexicano de un dique, ante lo cual los agentes arrojaron los cartuchos.
Los niños gritaban y tosían en el caos que se desató por el gas, el cual fue arrastrado por el viento hacia personas que estaban a cientos de metros de distancia.
“Corrimos, pero cuando uno corre más le asfixia el humo”, le dijo a la AP mientras cargaba a su hija Valery de 3 años.
A algunos metros de distancia en el lado estadounidense, compradores ingresaban y salían de un centro comercial, que finalmente cerró sus puertas.
Durante todo el día, helicópteros de la Patrulla Fronteriza estadounidense sobrevolaron la zona, mientras que agentes vigilaban detrás de la cerca en California. Los cruces peatonales en el puerto de San Ysidro fueron cerrados tanto en las instalaciones en el este como en el oeste, indicó la oficina de la Patrulla Fronteriza en San Diego vía Twitter. Todo el tránsito norte-sur y viceversa dejó de fluir. A diario, más de 100.000 personas ingresan a Estados Unidos desde ese punto.
Kirstjen Nielsen, secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS), dijo en un comunicado que las autoridades estadounidenses seguirán manteniendo una presencia “robusta” en la frontera suroccidental y que entablarán acciones judiciales contra cualquiera que dañe propiedad federal o viole la soberanía de Estados Unidos.
“El DHS no tolerará este tipo de desorden y no titubeará en cerrar los puertos de ingreso por razones de seguridad pública”, afirmó.
Más de 5.000 migrantes han estado acampando en el interior y en los alrededores de un complejo deportivo en Tijuana tras recorrer México en las últimas semanas como parte de una caravana. Muchos tienen la esperanza de solicitar asilo en Estados Unidos, pero los agentes en San Ysidro están procesando menos de 100 peticiones diarias.
Ireneo Mújica, que ha acompañado a los migrantes durante semanas como parte del grupo activista Pueblo Sin Fronteras, dijo que el objetivo de la marcha del domingo hacia la frontera con Estados Unidos era hacer que la difícil situación de los migrantes sea más visible para los gobiernos de México y Estados Unidos.
“No podemos tener a toda la gente allí”, le dijo Mújica a la AP.
Juan Manuel Gastélum, alcalde de Tijuana, declaró el viernes una crisis humanitaria en esta ciudad fronteriza de 1,6 millones de habitantes, que dice pasa apuros para darle alojamiento a la gran cantidad de migrantes.
El presidente estadounidense Donald Trump expresó el domingo en Twitter su descontento con las caravanas en México.
“Sería muy inteligente si México detuviera a las caravanas mucho antes de que lleguen a nuestra frontera sur, o si los países de donde provienen no les permitieran crearlas (es una forma de que saquen a ciertas personas de su país y las echen a Estados Unidos. Pero ya no)”, escribió.
Luego envió otro tuit diciendo: “México debería trasladar a estos migrantes que ondean sus banderas, y muchos de los cuales son criminales crueles, de vuelta a sus países. Háganlo por avión, por autobús, como quieran, pero ellos NO VAN A ENTRAR A EEUU. Cerraremos la frontera indefinidamente si es necesario. Congresistas: ¡Otorguen financiamiento para EL MURO!”
Trump repetidamente ha emitido acusaciones infundadas de que los migrantes son criminales. En realidad son en su vasta mayoría migrantes pobres, con escasas pertenencias, que huyen de la violencia y la pobreza de sus países. Durante la campaña presidencial, Trump prometió erigir un muro a lo largo de toda la frontera y obligar a México a pagar por él.
La Secretaría de Gobernación informó el domingo que México ha enviado a 11.000 centroamericanos de vuelta a sus países de origen desde el 19 de octubre. Indicó que 1.906 de ellos eran integrantes de las últimas caravanas.
México se encamina a deportar a unos 100.000 centroamericanos para fines de año. / AP